Tiempo de lectura: 4 min.

Santiago Muñoz Machado. Director de la Real Academia Española, jurista especializado en derecho administrativo y derecho constitucional. Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha dirigido el Diccionario del español jurídico y el Diccionario panhispánico del español jurídico. Con Hablamos la misma lengua obtuvo el Premio Nacional de Historia en 2018.


Avance

Entre el 11 y 13 de noviembre se celebró el XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) en Quito. El director de la Real Academia y presidente de ASALE, Santiago Muñoz Machado, inauguró el Congreso y tuvo otras intervenciones relacionadas con las actividades del último cuatrienio y el avance del próximo. Además, presentó un informe sobre el Diccionario histórico de la lengua española (DHLE). Este es un resumen de sus intervenciones.


Artículo

La de las distintas Academias de la Lengua es una historia común. En 1726, el llamado Diccionario de autoridades contenía solo 154 palabras procedentes de América. En adelante, la Academia Española, convencida de que el vocabulario del español es mucho más amplio que el hablado en la península, se abrió progresivamente al trabajo en común. Lo recordó el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, en la inauguración del XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), celebrado en Quito entre el 11 y el 13 de noviembre pasado.

En esa apertura de la RAE tuvieron una clara influencia ilustrados americanos como Andrés Bello y José María Gutiérrez, que se asociaron a la Academia Española mediante la fórmula de ser nombrados correspondientes. «Aquello valió para que unas pocas personas excelentes se incorporaran a los trabajos de la Academia y aportaran palabras que, poco a poco, fueron llenando el diccionario», dijo Muñoz Machado. De esos académicos correspondientes a título personal se pasó, a partir de 1870, a designar Academias correspondientes; «es decir —de nuevo, Muñoz Machado— , instituciones corporativas creadas a la imagen de la española, con sus mismos criterios de funcionamiento democrático, con su misma preocupación y fines altruistas en beneficio de lo más notorio de la cultura común».

A la Academia Colombiana de la Lengua, la primera en crearse, le siguieron pronto la ecuatoriana, la mexicana y las demás que hoy constituyen la ASALE. «Trabajamos, desde entonces, en enriquecer el léxico incorporando al diccionario lo mejor del lenguaje, el lenguaje más generalizado, el vocabulario más generalizado en América», afirmó Muñoz Machado en sus palabras de presentación del Congreso.

Hubo un hito en ese largo camino. Fue la edición del Diccionario de 1925, que empezó a llamarse Diccionario de la lengua española, como un reconocimiento a la incorporación masiva de palabras procedentes de América. «Fue la primera gran invasión del vocabulario americano en el Diccionario», dijo el director de la RAE. Otro hito no menos importante fue la creación de la propia ASALE en 1951. «Es, estrictamente, una maravilla la organización que manejamos. No encuentro nunca calificativos muy adecuados para decir lo importante que es que las Academias de Lengua Española de todo el mundo trabajen cooperativamente en la mejor regulación de lo más importante que tenemos en el plano cultural, que es nuestra lengua», elogió Muñoz Machado. «Trabajamos, digo, cooperativamente, y me gusta enfatizar esta palabra, porque nuestras obras las hacemos entre todos —añadió—. Es difícil hacer obras colectivas siempre, pero, cuando los participantes viven en los dos lados del océano, es todavía un poco más complicado. Y, sin embargo, ejecutamos esta misión de un modo absolutamente riguroso, enviando siempre desde España y América, y viceversa, todo lo que se construye, antes de pasarlo a la letra impresa o elevarlo a la categoría de noticia de Internet».

Una potencia diplomática

En la misma jornada del 11 de noviembre, el director de la RAE leyó el informe de gestión del último periodo entre congresos y el avance del programa para el próximo cuatrienio. Refiriéndose al trabajo de las Academias, señaló: «Una por una, son absolutamente esenciales. Todas juntas somos la mayor potencia diplomática que tiene la cultura en español y el español como lengua». Recordó también Muñoz Machado la necesidad de que las Academias tengan una infraestructura inmobiliaria suficientemente digna para el desempeño de sus funciones y una financiación mínima también necesaria; lo que no siempre se cumple. Otro problema pendiente es la integración en la ASALE de la Academia Nacional del Judeoespañol, de Israel —en la actualidad, Academia correspondiente—, integración que suscita cierta polémica.

Entre los numerosos trabajos realizados, Muñoz Machado se refirió a la digitalización de todo lo que hace la ASALE. Muchas obras se van pasando a ediciones en línea y, con el tiempo, todas estarán en ese formato, sin perjuicio de que se mantenga el formato impreso para algunas, por el carácter simbólico y la fuerza que tiene la presencia física en ciertas obras destacadas.

A continuación, Muñoz Machado leyó el informe sobre el Diccionario histórico de la lengua española (DHLE), del que destacó el importante impulso experimentado desde 2019, cuando se declaró como proyecto panhispánico. El DHLE cuenta actualmente con más de 12.000 artículos que son verdaderos estudios sobre la palabra tratada. No dudó en calificar de descomunales los trabajos para la edición digital del DHLE, por la enorme amplitud del diccionario. La edición en papel será, forzosamente, una selección de lo esencial; de otro modo, resultaría un libro inmanejable.

Para ese trabajo hercúleo se han concitado los esfuerzos de 24 equipos de 25 países. Las nuevas herramientas de redacción han mejorado mucho la eficacia de ese trabajo que está previsto desemboque en una edición impresa de siete volúmenes y un total de 15.000 páginas.


Para saber más sobre el XVII Congreso de la ASALE:


Foto de cabecera: Santiago Muñoz Machado, el miércoles 13 de noviembre, en el XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) © Fotos UNIR.