Hannah Arendt y «Los orígenes del totalitarismo»

Hannah Arendt aportó la primera teoría completa y sistemática del totalitarismo como forma de gobierno que, encaminada a la dominación mundial y basada en el terror, podía ser adoptada por «revolucionarios» de uno u otro signo.

Las afueras

Pablo García Casado
DVD Ediciones, Barcelona, 1997, 79 páginas

P123.124 De aquí al infinito

Las Matemáticas, en los últimos años, han experimentado un desarrollo sin precedentes. Se han encontrado aplicaciones a campos que parecían muy lejanos y distantes de la investigación matemática. Ian Stewart nos lo recuerda en su libro que aquí reseña Alberto M. Arruti.

Luis Rosales

Poesía de Luis Rosales, incluido en uno de los cien mejores poetas de la lengua castellana.

Errata, el examen de una vida

En este artículo, Enrique Andrés Ruiz se propone la difícil tarea de explicar por qué considera que George Steiner no es un humanista.

El 98 como mito

El mito, como la utopía, no tiene necesariamente que adoptar la forma positiva, sino que puede adquirir la forma de mal, siniestro o desgracia de la que hay que tomar ejemplo para no incurrir en los mismos errores. El 98, el Desastre (con mayúsculas), se convirtió en un mito.En una conocida obra sobre la mitología de fines del pasado siglo, Hans Hinterhäuser se preguntaba, citando a Beda Allemann, si aún era posible, en la época moderna, "hacer renacer la Mitología con la fuerza de lo auténtico"1. El planteamiento, en esta etapa "postmoderna" de las postrimerías del siglo XX, tiene para nosotros - y no es precisamente como para estar orgullosos de ello- todo el aire dulce e ingenuo de las mujeres prerrafaelitas o simbolistas que estaban entonces en boga. Nuestro fin de siglo nos ha enseñado brutalmente que, en el mejor de los casos, hay que dar siempre por provisionales los triunfos de la racionalidad, del mismo modo que efímeros han sido los entierros de los viejos demonios familiares del siglo XX, siempre prestos a renacer bajo la forma de fantasmas de exterminio masivo. ¿En nombre de qué? ¡De mitos siempre redivivos, de pureza étnica, nacional o religiosa!Bien es verdad que hay que empezar por el principio, rechazando de plano esa dicotomía ingenua entre mito y realidad (o racionalidad). Dice Carlos García Gual que el mito está más allá de lo real, pero su función última es siempre dar una explicación de las cosas que nos rodean. Más aún, el mito es un símbolo o conjunto de símbolos que, con su capacidad de síntesis, pretende dotar de significado a una realidad que es siempre más difícilmente interpretable. Pero incluso eso que alegremente llamamos "la realidad" (como algo objetivo, exterior), es a su vez, sobre todo en su vertiente humana o social, "una interpretación de lo que hallamos ante nosotros"2. Nada de esto constituye una novedad, por supuesto. En un terreno más concreto, ya Max Horkheimer y Theodor Adorno, en una obra clásica, señalaban cómo la racionalidad de la Ilustración, huyendo del mito, intentando superarlo, cayó plenamente en él. Y añadían unas palabras que, aunque referidas a un contexto muy diferente del que nos interesa, pueden servirnos perfectamente de prólogo para nuestra caracterización del 98 como mito: "El acontecimiento quedó fijado como único en el pasado, y se trató de mitigar ritualmente"3.Todo ello no puede significar desde luego que se confundan sin más mitología y racionalidad. La actitud mítica, ha escrito Manuel García- Pelayo, "imagina y vive las cosas dramáticamente", allá donde el pensamiento racional "ve el resultado de un sistema de causas y efectos"4. Pero precisamente por ello el mito -adentrándonos ya en el ámbito político- se ha mostrado mucho más eficaz como arma de movilización moderna que la actitud racional. Aquél, en incomparable mayor medida que ésta, puede desempeñar a la perfección esa triple función que constituye la razón de su ser (y de su éxito): su capacidad de integración de muy diversos grupos y estratos sociales, ser...

Wislawa Szymborska

Reseña biográfica de Wislawa Szymborska, escritora polaca laureada con el Premio Nobel.

Agustín de Foxá

Sobre la poesía de Agustín de Foxá.

Góngora en mil palabras

Quien no puede decirlo es que no lo sabe. Quien sabe de verdad puede expresarlo en breve espacio, por ejemplo en mil palabras. "Más obran quintaesencias que fárragos", dijo Baltasar Gracián y así concentró él mismo una gran verdad en cinco voces. «Todo a Mil» es una sección en la que NUEVA REVISTA se propone extraer de los mejores entendimientos españoles la almendra de su dilatado saber. Especialistas en los temas más diversos, notables por sus conocimientos, reciben la proposición de resumir en mil palabras la idea que, en el fondo, han perseguido durante tantos años. En ocasiones una vasta producción o una larga influencia en un campo de la ciencia de las humanidades esconde el secreto de su más dilecta intención.

Ferdinand Braudel

Proponemos una sección de recensiones. Su única originalidad reside en que los libros que se comentan son producciones canónicas del espíritu, los cien libros más influyentes desde la guerra", según reza la lista elaboradla por el The Times Literary Supplement en 1995. No incurriremos en la banalidad de proclamar los mil defectos de una tamaña lista, porque los damos por supuestos. Todos los libros participan, no obstante, de una condición común: son obras especializadas que redundan y desbordan el ámbito de lo académico y alcanzan un nombre y una influencia en todo público culto. La memoria del hombre retiene solo una centena de títulos, que advienen clásicos; simplemente es interesante saber por qué un título acaba entrando en el reducido espacio del recuerdo humano.

Las dos caras del liberalismo

Reseña literaria de "What's wrong with liberalism" de Maureen Ramsay.

Dámaso, Dámaso, antónimo

Durante este año se ha celebrado profusamente el centenario de tres poetas fundamentales del 27: Federico García Lorca, Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso. Un homónimo de este último, el prestigioso crítico Dámaso Santos, recuerda desde la amistad y el conocimiento al autor de Hijos de la ira.

Álvaro Mutis: «No creo en ningún progreso válido que no sea interior»

En el centenario de su nacimiento recuperamos esta entrevista con Álvaro Mutis donde hablaba de su infancia, de sus lecturas, de su visión de la Historia y, cómo no, de Maqroll el Gaviero.

Sobre la basura (cultural)

En 1962, el escritor alemán Wofgang Hildesheimer publicó un volumen de relatos breves cuyo título podría traducirse así: Leyendas sin cariño. El librito ha conocido (y merecido) veintidós ediciones. Un colega me envió hace unos meses un ejemplar, con una dedicatoria autógrafa en la que llamaba mi atención sobre el tercero de los relatos, sentenciando: "De obligada lectura para todos aquellos que se dedican a la gestión cultural". Su título -"1956: un año Pilz"- no era muy elocuente; su contenido, en cambio, apenas si puede tener más pertinencia. 1956: UN AÑO PILZEl cuento levanta acta de la legendaria existencia de un cierto Gottlieb Theodor Pilz, nacido en 1789 en una oscura ciudad del norte de Alemania y fallecido en Hamburgo, en el transcurso de una cena con literatos, el año 1856. Escribe Hildesheimer:"El año 1956 está a punto de irse, y con él el recuerdo de los días del nacimiento o de la desaparición de tantas figuras inmortales, con cuyas celebraciones uno se ha ido topando durante todos estos meses: Mozart, Heine, Rembrandt, Julio César, Freud. Conferenciantes, jefes de Estado y el cuerpo diplomático apenas si han podido disfrutar de unos minutos de descanso. Sin embargo, una figura ha sido olvidada por casi todos: Gottlieb Theodor Pilz, que murió el doce de septiembre de 1856."Hildesheimer apunta a continuación que "la importancia de Pilz está hoy infravalorada", y añade:"... no es extraño, pues Pilz, más que un creador, fue un impedidor. Su  aportación a la historia de la cultura occidental consiste en la inexistencia  de obras; de obras que, gracias a su valiente y arrojada intervención, jamás llegaron a consumarse. No constituye sorpresa alguna que la posteridad, tan acostumbrada a valorar a los grandes espíritus por su creaciones y no por sus omisiones, no recuerde las de Pilz".Las siguientes páginas resumen la fascinante biografía de Pilz, cuya familia se traslada a Hamburgo en 1798; el joven Gottlieb Theodor, con apenas nueve años, entra en contacto con los ambientes cultos de la ciudad, cuyos proceres visitan regularmente la casa familiar. Uno de los invitados habituales es Klopstock, que suele leer en voz alta pasajes de su Mesías durante las veladas. Pilz, aprovechando la miopía de Klopstock, le sustrae durante las cenas odas enteras del poema; el poeta no nota las faltas.Terminados sus estudios escolares, Pilz es enviado a Italia, país en el que reside entre 1807 y 1809. Anota Hildesheimer:"...ya por entonces aparecen los rasgos que serán característicos de Pilz, los que marcaron su personalidad: durante su estancia en las tierras del Sur, que se prolongó dos años, no escribió ningún diario. No hizo dibujos.  Ni bocetos. No nos legó sus impresiones de Italia y de su cultura en ninguna de las formas conocidas. Ni una sola palabra de él nos ha llegado".Como diría Borges, durante esos años Pilz "se abstuvo enérgicamente" de escribir (o dibujar). Pero, gracias a los diarios de August Wilhelm von Schlegel y de Mme. de Stäel, sabemos que, en 1808, Pilz está viviendo en Roma. Durante un...

Y entonces lo vio

Ya que me lo pregunta le diré que no me resulta fácil contestarle. Qué más da saber si yo creo o dejo de creer en los fantasmas o en las casas encantadas. ¿Ha vivido usted en una casa encantada?... ¿No?... Pues entonces. No puede saber que hay casas que están efectivamente encantadas, embrujadas, aunque no exactamente como usted supone... En todo caso, yo sólo fui el confidente de Paco Areta y sólo sé lo que él mismo me contó, así que no puedo ayudarle mucho, me temo. Además, no tiene ninguna importancia saber si yo creo en aparecidos. Usted lo que quiere saber es por qué se fue Paco Areta. Le diré que cuando Paco Areta se retiró al valle de Urdaibai, -"El valle de mis antepasados", según decía él en un tono de falsa ironía y de más falsa rimbombancia, aunque ésta, por cuestión de carácter, fuera auténtica-, con intención de rearmarse moralmente (las palabras son suyas, no mías), y a pergeñar la edición crítica de las Molestias del trato humano de Olóriz, no sabía en dónde se estaba metiendo. El solo, además, sin que nadie le empujara. Porque de paso, después de años de trapisonda en los arrabales de la política regional y autonómica, le entró el arrebato, ¿cómo le diría?, la brusca comezón, de ir en pos de sus raíces, su identidad perdida, de aislarse para encontrarse consigo mismo, con el auténtico. Le pareció muy elegante ir a contrapelo esta vez, buscar la autenticidad. Y encima, para ser fiel a sí mismo, dio la murga lo suyo con las raíces dichosas, aunque hay quien piensa que por lo mismo pudo haber dado, además de  la murga, en loco de remate. Llevaba poco trapo para poder coger con ventaja los vientos de la autenticidad. Tuvo la suerte de poder comprar una casa que había sido la casa de sus antepasados, eso dijo él. Estaba orgulloso de sus ancestros. Le parecía que vagaban por las estancias de aquel caserón que habían dejado a su espalda unos ancianos pasablemente idos y un sobrino ganadero con necesidad de dinero fresco con los que no tenía relación alguna... Estaba encontrándole gusto a la mentira sin darse cuenta, y todo por amor de la autenticidad... Como impostura es banal, común, irrelevante. Las hay peores... Bueno, sí, déjeme decirle cómo era la casa dichosa porque le acompañé a verla... Mobiliario isabelino y rústico a partes iguales, y en las paredes manchas de los cuadros que no habían dejado porque eran recuerdos de familia y que volvió a comprar aunque no fueran los mismos, humedades, notorias, en las paredes, incómoda... Llena de posibilidades, que dice la gente cuando no sabe qué decir. Cuando fui con él la primera vez, la casa nos regaló con un coqueto chisporroteo azul verdoso que correteó por los viejos ...

Leandro Fernández de Moratín. Elegía a las Musas

Sobre la poesía de Leandro Fernández de Moratín.

La Épica en mil palabras

Quien no puede decirlo es que no lo sabe. Quien sabe de verdad puede expresarlo en breve espacio, por ejemplo en mil palabras. "Más vale quintaesencias que fárragos" dijo Baltasar Gracián y así concentré él mismo una gran verdad en cinco voces. « Todo a Mil» es una sección en la que NUEVA REVISTA se propone extraer de los mejores entendimientos españoles la almendra de su dilatado saber. Especialistas en los temas más diversos, notables por sus conocimientos, reciben la proposición de resumir en mil palabras la idea que, en el fondo, han perseguido durante tantos años. En ocasiones una vasta producción o una larga influencia en un campo de ¡a ciencia de las humanidades esconde el secreto de su más dilecta intención.

Adiós al pesimismo

Amando de Miguel
y Roberto-Luciano Barbeito
El final de un siglo
de pesimismo (1898-1998)

Planeta, 1998, 401 págs.

La melancolía creadora

Reseña literaria de "Romano Guardini, maestro de vida" de Alfonso López Quintás.

Misión poética

Reseña literaria de "La puerta giratoria" de Jorge Valdés Díaz-Vélez.