Tiempo de lectura: 6 min.

Inmaculada Berlanga Fernández. Catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Avance

Inmaculada Berlanga Fernández participó en el XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) el martes 12 de noviembre. El Congreso, que contó con la colaboración activa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), se celebró en Quito entre el 11 y 13 de noviembre de 2024. La intervención de Berlanga estuvo dedicada a analizar las luces y las sombras de la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología, que está cambiando nuestras vidas —y seguirá haciéndolo— plantea importantes desafíos sociales y epistemológicos.

La IA acarrea desinformación, inseguridad y campañas de odio, pero también mejora en muchos aspectos las condiciones de vida de las personas, sostuvo Berlanga. Lo esencial a la hora de enfrentarnos a ella es entender que no tiene voluntad propia, sino que responde a sesgos y prejuicios humanos. Como se ha dicho, el problema no es el monstruo de Frankenstein, sino el Dr. Frankenstein. Por tanto, la clave para entendernos o enfrentarnos con la IA está en el humanismo; el humanismo que defiende el valor y el poder de la persona y fomenta la educación y el pensamiento crítico. Condenados a entenderse, humanismo e IA deben ir de la mano.

Estamos ante un nuevo paradigma de pensamiento basado en un equilibrio entre la tecnología y lo humanístico. Apoyadas en una cultura humanística reflexiva, las personas actuarán en el ambiente digital de un modo coherente, salvaguardando su propia identidad. Serán las personas, no las herramientas de la tecnología, quienes tengan la capacidad de construir la sociedad. Y si el humanismo es una cara de la moneda, la otra es la ética. La ponente recordó la Declaración de UNIR para un uso ético de la IA en Educación Superior, presentada en la Unesco y que es la primera declaración de este tipo formulada por una universidad de habla española. Berlanga concluyó su intervención afirmando que debemos ser precavidos sin caer en lo apocalíptico, y recordar que en el fondo de la caja de Pandora, esa que puede volver a abrir la IA, estaba también la deidad de la esperanza.

A continuación, reproducimos la ponencia de Inmaculada Berlanga en el Congreso ASALE XVII.


Artículo

Todos recordamos la sugerente y repetida frase: «El medio es el mensaje». Con la perspectiva que ahora nos otorga el paso de los años, podemos percibir en esas palabras que [Marshall] McLuhan no solo estaba reconociendo el poder transformador de las nuevas tecnologías de la comunicación, sino que también nos alertaba frente a ellas. El paso de la historia nos ha demostrado que a la aparición de un nuevo medio le suele suceder un deslumbramiento ante la tecnología que lo sustenta, con el consiguiente riesgo. Nicole Carr va más lejos: «Como ventana al mundo y a nosotros mismos, un medio popular moldea lo que vemos y cómo lo vemos y, con el tiempo, si lo usamos lo suficiente nos cambia como ciudadanos y como sociedad».1 Son palabras claramente aplicables a internet, redes, y también a la inteligencia artificial, palabras que ya encierran importantes retos.

¿Qué es la IA de la que todos hablan?, ¿cómo se define? Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es un sistema basado en máquinas, que permiten emular la inteligencia humana en predicciones, recomendaciones y decisiones que pueden influir en entornos físicos o virtuales. Máquinas inteligentes, capaces de realizar tareas que antes realizaban los humanos.2

Es lógico que pensemos en ella como algo oscuro y temido, en robots que nos suplantarán. Pero es una tecnología que convive con nosotros de forma callada y natural desde hace tiempo: está presente ya en los GPS, en el tratamiento de imágenes, en el procesamiento del lenguaje natural, en programas de traducción automática… es la vida diaria, vida digital, que se incrementó más aún tras la pandemia y que se nos facilita día a día con estas herramientas. Aunque también nos hace preguntar: ¿hasta dónde vamos a llegar?

Algunos autores hablan de una Cuarta Revolución tecnológica que modificará la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Además, lo hará con una complejidad diferente a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes.3

Apocalípticos e integrados

Como toda novedad, la IA cuenta con sus apocalípticos y sus integrados.

Nos asusta, decíamos, su lado oscuro; no solo porque Elon Musk y Steve Jobs la clasifiquen como peligro para la humanidad. Nos referimos a la terrible ola de desinformación que se está generando con la consiguiente manipulación: en efecto, ahora la IA genera duda y falta de credibilidad en internet.4 Ya no es el profesional de la comunicación o la empresa periodística quien tiene el poder mediador de los contenidos. Se va a poner en duda lo que hay, que es la mejor manera de generar incertidumbre. Todo va a estar en cuestión: la falta de seguridad cibernética, el robo de datos sensibles. Se puede dirigir a la población, sus decisiones, sus votos, sus compras. Presenciamos además campañas graves de odio, con la consiguiente muerte civil y ataque a personalidades con contenidos falsos; o campañas en redes que simulan ser movimientos sociales espontáneos, creadas mediante granjas de clics y trols. Asistimos a una fuerte polarización política.5 Y también al desplazamiento de empleos, por citar algunas consecuencias de la IA.

Ciertamente, la tecnología ha ganado la batalla. Vamos a vivir tiempos convulsos, sin menoscabo de los numerosísimos usos buenos y ventajas de esta nueva inteligencia. Por lo que debemos ser precavidos, pero no catastrofistas.

La inteligencia artificial puede ser el catalizador de nuevos cambios, profundos y positivos, en el empleo y las relaciones laborales, en la desubicación de los centros de trabajo y, en general, en una mejora de las condiciones de vida. La IA consigue reunificar muchas áreas de estudio que se han considerado históricamente como independientes y no correlacionadas, y esto permite avances a todos los niveles, desde desarrollo tecnológico para la medicina, logística, hasta avances en tratamientos psicológicos.6

Como botón de muestra, desde los medios de comunicación mencionaré el caso de RTVE, que trabaja con cátedras de diversas universidades en el proyecto IVERES, dotado con fondos europeos, contra la Desinformación. Así, gracias a herramientas de IA (no solo está el conocido Chat GPT) son posibles los siguientes logros:

—Crónica de los resultados electorales en municipios de menos 5000 habitantes. Generando subtítulos automáticos, RTVE, como ente público, ha podido aportar en tiempo real información de los resultados electorales.

—Indexación automática del enorme archivo documental, con metadatos que permiten organizar y etiquetar la información de manera más eficiente y precisa.

—Utilización de avatares en 3D que presentan programas de cultura y música para jóvenes, por ejemplo, en Radio 3.

—Chequeo rápido de audio y vídeos. Se puede descubrir si esos archivos que continuamente llegan al periodista (grabaciones, audios en dialectos extraños…) están manipulados, proceden de videojuegos o de otras épocas, y ser así puestos en cuestión. De esta forma —paradójicamente— tenemos a la IA creando fake news y ayudando a desmentirlas.

Retos presentes y futuros

Por todo lo anterior, la implementación de la IA plantea desafíos sociales y epistemológicos.

El punto de partida es que los sistemas de IA nunca tendrán intencionalidad ni objetivos propios: responden a sesgos y prejuicios humanos, todo lo harán a través de la lente de la programación. «El verdadero problema no es el monstruo de Frankenstein, sino el Dr. Frankenstein».7

Aquí el Humanismo tiene mucho que decir. Recordemos que el Humanismo es una creencia en el valor y el poder de la persona, que tiene como fuente los clásicos, la educación como la clave de una sociedad mejor y el cultivo del pensamiento crítico; y «cuyo propósito no es otro que el ennoblecimiento armónico del ser humano en sus facetas ética y estética, existencial y espiritual».8

Humanismo e IA deben ir de la mano.

El reto son las humanidades. Necesitamos sinergias. Fijémonos en que una de las primeras características del Manifiesto sobre las humanidades digitales elaborado en 2008 por Jeffrey Schnapp, Todd Presner, Peter Lunenfeld y Johanna Drucker hablaba de inter, trans y multidisciplinariedad. En este sentido, y como ejemplo, da gusto oír a Cristina Aranda, cofundadora de Mujeres Tech y de Spain AI Aragón, doctora en lingüista, filóloga y referente en el mundo de la tecnología argumentar sobre estas necesarias sinergias.

Este nuevo paradigma de pensamiento requiere un equilibrio entre tecnología y lo humanístico, lo visible y lo invisible, lo material y racional y lo sensible. Hemos vivido una transición de contextos VUCA a los entornos BANI, un entorno resquebrajado e inestable, como reflejo de una era que desconoce al ser humano en cuanto tal.9 Es una razón de peso para volver la mirada a la cultura humanística.

La cultura humanística nos habla de actitud reflexiva, que ayuda a la ciudadanía a conocer con profundidad el nuevo escenario y, a la vez, centrar los esfuerzos en la adquisición de habilidades que permitan afrontar correctamente las diversas situaciones que dicho escenario genera. Solo de esta forma la persona se moverá en el ambiente digital de un modo coherente y sabrá llevar consigo su propia identidad. De nuevo, no es la tecnología, sino los actores que manejan y consumen esa tecnología quienes poseen la virtualidad de construir o reconstruir la sociedad.

El reto es la ética. Desde el primer momento, la UE ha legislado con esta perspectiva. El ser humano siempre ha tenido peligros para su libertad; hoy, se trata de uno tecnológico. Hay que mapear los riesgos. Los estados tienen grandes retos. El problema es cuando se desarrollan en otros países con marcos legales y principios éticos que no se parecen a los nuestros.

El reto es, sobre todo, la educación. Una alfabetización mediática que alimente la actitud crítica para no ser tan manipulables.

Destacamos la Declaración de UNIR para un uso ético de la inteligencia artificial en Educación Superior (la primera que formula una universidad en español o una universidad online, en cualquier idioma) presentada recientemente en la sede de la Unesco en París, Francia.10

Según Alejandro Llano, el Humanismo emergió desde la necesidad de establecer una concepción ilusionante y esperanzadora del ser humano, en una época en que ya empezaba a preocupar la idea de que el progreso supone o contiene el riesgo de originar servidumbres como consecuencia de la primacía del sistema sobre la persona.11 Estas palabras pueden aplicarse al momento presente.

La IA generativa ha abierto otra caja de Pandora. Pero recordemos que, según el mito, aunque escaparon de su interior todos los males del mundo, dentro quedó Elpis, la deidad de la esperanza.12


Para saber más sobre el XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española:


Referencias

Foto de cabecera: CC Wikimedia Commons, editada en Canva.com

  1. Carr, N. (2011). Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Taurus. ↩︎
  2. Sánchez-Esparza, M., Palella-Stracuzzi, S., & Fernández Fernández, Ángel. (2024). Implementación de herramientas de inteligencia artificial en la detección de vídeos falsos y deepfake: Caso Radio Televisión Española (RTVE). REVISIÓN VISUAL. Revista Internacional de Cultura Visual Revista Internacional De Cultura Visual, 16 (4), 213–225. https://doi.org/10.62161/revvisual.v16.5303 ↩︎
  3. Schwab, K. (2016). La cuarta revolución industrial. Debate. ↩︎
  4. Manfredi, J.L. & Ufarte M.J. Inteligencia artificial y periodismo: una herramienta para luchar contra la desinformación. Revista CIDOB d’Afers Internacionals 124, pp. 49-72. https://doi.org/10.24241/rcai.2020.124.1.49 ↩︎
  5. Astobiza, A.M., (2024). Deepfakes, desinformación, discursos de odio y democracia en la era de la IA. Cuadernos del Audiovisual del Consejo Audiovisual de Andalucía, (12), 177-190. https://dx.doi.org/10.62269/cavcaa.20 ↩︎
  6. Sebio, M. (020). Inteligencia artificial y ética. Trabajo Fin de Grado. https://repositorio.comillas.edu/xmlui/handle/11531/37008 ↩︎
  7. López de Mántaras, R. (27 agosto 2024). Conocimientos de sentido común: el obstáculo de la IA en el camino hacia la inteligencia artificial general. The Conversation. https://theconversation.com/conocimientos-de-sentido-comun-el-obstaculo-de-la-ia-en-el-camino-hacia-la-inteligencia-artificial-general-235260 ↩︎
  8. García-Gilbert, 2010 ↩︎
  9. Villalobos, J.V., Ramírez, R. I., Severino, P., & Caldera, J. E. (2023). Entornos BANI y sociedad digital. Cuestiones epistemológicas desde la sistemología interpretativa y la complejidad. Revista científica saperes universitas, 6(1), 6-27. ↩︎
  10. Proeduca (23/ 09/ 2024). UNIR presenta en la UNESCO la primera Declaración para un uso ético de la IA en Educación Superior. https://www.grupoproeduca.com/noticias-corporativas/congreso-unesco-unir-etica-ia/ ↩︎
  11. Llano, A., Alvira, R., Calleja, T., Bastons, M., & Martínez, C. (1992). Empresa y Humanismo. Rialp. ↩︎
  12. López de Mántaras, 2024 ↩︎
Catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).