Avance
El 12 de noviembre, los catedráticos Ignacio Bosque y Cristina Sánchez, director y coordinadora de la obra, presentaron en Quito la segunda edición, revisada y ampliada, de la Nueva gramática de la lengua española. Lo hicieron en la segunda jornada del XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española donde Bosque explicó los detalles de esta revisión, un trabajo aprobado hace cinco años en el anterior congreso de ASALE, en Sevilla. Su mayor esfuerzo recayó en justificar la ampliación y el cambio de dos a tres volúmenes, que no ha terminado aún. Esta revisión presta mayor atención a la riqueza del español en el mundo y todavía faltan por abordar la fonética y la fonología, por lo que no tardaremos en ver un volumen más de esta obra monumental.
Artículo
Ignacio Bosque explicó en Quito que esta obra es una nueva edición de la presentada hace 15 años y no una gramática «de nueva planta». El catedrático empezó con un aviso y una defensa de la profundidad del esfuerzo acometido: «Cuando presentamos estos dos gruesos volúmenes amarillos, nos dijeron que nuestra gramática era demasiado larga. Cuando vean estos tres, les parecerá todavía más extensa, pero no es verdad. Las demás gramáticas son demasiado breves». «La extraordinaria riqueza y variedad del español no cabe en unas pocas páginas», insistió. «La gramática es larga porque es mucho lo que hay que explicar».
Uno de los objetivos de ASALE, explicó el director de la Nueva gramática, es «comunicar, transmitir y ayudar a sus hispanohablantes a que conozcan un poco mejor la estructura de su propia lengua y la extraordinaria riqueza y variedad de sus usos allí donde se habla». El ponente admitió que la gramática no es una disciplina atractiva y recomendó que la miren «como lo que realmente es, la arquitectura del pensamiento». «Vista de esta manera, la tarea de trabajar en gramática se convierte en una empresa apasionante, más aún si lo que intenta es describir y analizar los numerosísimos usos particulares en cada parte del mundo hispanohablante».
Novedades
Un asunto esencial era aclarar qué aporta esta nueva edición. «Había algunos párrafos de la versión anterior que resultaban un tanto opacos. Esta gramática es mucho más didáctica, más explícita. Los argumentos están más articulados y eso requiere espacio. Después, hemos añadido precisiones. Esta es la parte más difícil. Hay muchísimas variantes que interesan y deben ser analizadas con detalle. En lugar de decir «esto se usa en Centroamérica», intentamos afinar y ser más precisos en la distribución geográfica y social de los fenómenos».

Otra de las grandes novedades es el énfasis puesto en enriquecer la nómina de obras citadas. «De todos los países hay nuevas obras. El resultado son tres volúmenes, en lugar de dos. Y esto es solo para morfología y sintaxis, lo que quiere decir que cuando venga la fonética y fonología, que será dentro de poco, habrá otro volumen, seguramente grueso, que completará la edición de esta obra».
Bosque se planteó una pregunta que seguramente estaba en el aire: «¿Tanto ha cambiado la lengua española en quince años como para que la nueva gramática tenga ahora un volumen más?». El catedrático fue sincero —«Apenas ha cambiado»—, pero defendió la necesidad del trabajo realizado: «El resumen es que la lengua española no ha cambiado. Los que hemos cambiado hemos sido nosotros, porque hemos aprendido más sobre nuestro propio idioma», añadió.
Diccionario panhispánico de dudas
Ignacio Bosque también afirmó que el Diccionario panhispánico de dudas, cuya nueva edición se presentó esa misma tarde del 12 de noviembre, es una obra diferente, pero complementaria. «Las cuestiones que no poseen interés normativo no se mencionan en el Diccionario de Dudas. En cambio, en la gramática hay que describirlo todo o casi todo: tenga interés normativo o no tenga».
Para terminar, llegó el turno de los agradecimientos, porque son muy numerosas las personas que han trabajado en la Nueva Gramática. Una de las más destacadas es Marisa Malcuari, «que falleció hace muy poco tiempo por una enfermedad totalmente imprevista, inesperada, y fue terrible». Otro colaborador esencial ha sido Enrique Pato, «probablemente el mejor especialista del mundo en sintaxis dialectal del español y catedrático de la Universidad de Montreal». Ellos fueron los expertos fijos, pero en total se recibieron alrededor de 1.500 informes, catalogados por el equipo de revisión y edición de la Academia Española.
En este sentido, también se han ampliado las fuentes escritas, entre las que también se tuvieron en cuenta las publicaciones periódicas. «María Moliner decía que en la prensa está la lengua viva. Y tenía razón. La prensa palpita la lengua de todos los días y la prensa de todos los países, repito, de todos, desempeña un papel muy importante en nuestra obra, ya en la primera edición y también en esta segunda», afirmó Ignacio Bosque. Guinea Ecuatorial, que no participó en la primera edición, pero sí en la segunda, supuso la última aportación a una gramática considerablemente más ambiciosa y rica que la de los ya viejos dos volúmenes amarillos.
Para saber más sobre el XVII Congreso de la ASALE:
La Nueva gramática de la lengua española fue presentada en Quito, en el XVII Congreso de ASALE. Foto © RAE